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Influencia de la temperatura en la fermentación del vino

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Introducción

La elaboración del vino es un proceso complejo que requiere de una serie de cuidados y herramientas para lograr un producto de calidad. Dentro de los elementos que influyen en este proceso, la temperatura se presenta como un factor relevante en la fermentación del vino.

La fermentación del vino

La fermentación del vino es el proceso por el cual se transforma el mosto en vino, esto se logra gracias a la acción de microorganismos como las levaduras, las bacterias lácticas o acéticas, entre otros. Esta fermentación se presenta en dos fases: la fermentación alcohólica y la fermentación maloláctica.

Fermentación alcohólica

La fermentación alcohólica es la primera fase de la fermentación del vino, en la que el mosto se convierte en vino gracias a la acción de las levaduras. En esta fase, las levaduras consumen los azúcares presentes en el mosto para producir alcohol y dióxido de carbono. La temperatura es un factor relevante en esta fase, ya que influye en la velocidad y calidad de la fermentación. Las levaduras trabajan mejor a temperaturas comprendidas entre los 20°C y los 25°C, por lo que es necesario controlar la temperatura del mosto durante esta fase. Si la temperatura es demasiado baja, la fermentación será más lenta y si es demasiado alta, puede producirse la muerte de las levaduras y una fermentación incompleta.

Fermentación maloláctica

La fermentación maloláctica es la segunda fase de la fermentación del vino, en la que el ácido málico se transforma en ácido láctico gracias a la acción de las bacterias lácticas. Esta fermentación es opcional en la elaboración de vinos tintos, pero necesaria en la elaboración de vinos blancos y espumosos. La temperatura también influye en esta fase, ya que las bacterias lácticas trabajan mejor a temperaturas más cálidas, entre los 18°C y los 22°C. Si la temperatura es demasiado baja, la fermentación será más lenta y si es demasiado alta, puede producirse la proliferación de bacterias no deseadas y la aparición de defectos en el vino. La temperatura es un factor clave en el proceso de fermentación del vino, ya que influye en la velocidad y calidad de la fermentación. Una temperatura adecuada durante la fermentación asegura una fermentación óptima y un vino de calidad.

Temperatura en la fermentación alcohólica

Durante la fermentación alcohólica, la temperatura es un factor clave para lograr una fermentación adecuada. Una temperatura demasiado baja o alta puede afectar el crecimiento de las levaduras y producir vinos de baja calidad. A temperaturas inferiores a 15°C, la fermentación alcohólica es demasiado lenta y las levaduras pueden entrar en un estado de latencia, lo que provoca que se detenga el proceso de fermentación. Además, a temperaturas muy bajas pueden aparecer vibriones, bacterias que se alimentan de lactato y causan una gran acidez en el vino. En cambio, a temperaturas superiores a los 30°C, las levaduras pierden su capacidad de fermentar los azúcares y pueden comenzar a producir compuestos que afectan el sabor del vino. Además, la alta temperatura puede llevar a una disminución del contenido de ácido málico y a un aumento de los niveles de ácido acético y de las amidas, lo que afecta negativamente la calidad del vino. La temperatura óptima de fermentación alcohólica se encuentra entre los 20°C y los 25°C. A esta temperatura las levaduras trabajan de manera óptima y producen vinos de calidad.

Temperatura en la fermentación maloláctica

La fermentación maloláctica es una fase en la elaboración de algunos vinos, como los blancos y los espumosos en la que la temperatura también influye de manera importante. A temperaturas inferiores a 10°C, la fermentación maloláctica es demasiado lenta y las bacterias lácticas pueden entrar en un estado de latencia, deteniéndose el proceso de fermentación. Por otro lado, a temperaturas superiores a los 30°C, se pueden activar bacterias no deseadas que produzcan compuestos que afecten el sabor del vino. La temperatura óptima para la fermentación maloláctica se encuentra entre los 18ºC y los 22°C. En este rango de temperaturas, las bacterias lácticas trabajan de manera adecuada y producen vinos de calidad con una fermentación maloláctica adecuada.

Conclusión

La temperatura es un factor clave en la elaboración del vino, especialmente en la fermentación. Una temperatura adecuada durante este proceso asegura una fermentación óptima y un vino de calidad. Controlar la temperatura en las dos fases de fermentación, tanto la alcohólica como la maloláctica, es importante para lograr un vino de calidad y sin defectos. En definitiva, la influencia de la temperatura en la fermentación del vino es un aspecto clave para la calidad del vino final.